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Ovejeros vs. Zorros
colorados

Presencia – Año VI – 1992

 

 

 

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Ovejeros vs. Zorros colorados

El Caso de Ea. Los Remolinos, por M. Anz

(Presencia – Año VI – 1992 – Nro. 26 – Pagina 34)

Hasta hace poco tiempo no podia conciliar el criterio de productor ovejero con mi conciencia ecologista, en lo que al Zorro Colorado (Dusicyon culpaeus) se refiere. Especialmente al mirar las estadísticas de Ea. Los Remolinos, que dan una pérdida anual (promedio de 14 años) de 1.l72 lanares, sobre una existencia, también promedio, de 9.856 ovinos. O sea un 11%, que a valores de hoy, son unos 26.500 pesos por año (equivalente a una buena camioneta) que se lleva este carnívoro. Con el agravante que en los últimos años la curva de pérdidas iba en alarmante ascenso, motivo que hizo abandona la explotación ovina a muchos productores.

            En este campo que administro, ubicado en la precordillera neuquina, hace poco menos de dos años que estamos usando los ingeniosos Collares Protectores del Ganado del Dr. Roy McBride, que es, sin duda, el método de control más selectivo, que permite eliminar solamente a zorros que cazan lanares. Además, no afecta al resto de la fauna ni a la cadena alimenticia.

            Estos collares se colocan a un cierto número de corderos y mediante estrategias de manejo, se logra que el zorro los elija. Se aprovecha la circunstancia que este cánido mata por asfixia, mordiendo la garganta, perforando en este caso los depósitos del collar que contienen el líquido letal. De esta manera, únicamente se ve afectado el animal que ataca al cordero.

            Antes de implementer esta técnica cazábamos unos 60 a 70 zorros anualmente en una superficie de 23,000 hectáres, con trampas, perros y balas, métodos nada selectivos por cierto, y el procentate de pérdidas ovinas segufas en aumento.

            Ahora hemos prohibido otras formas de caza que no sea con los collares, con los que hemos eliminado unos 59 zorros cebados en el lapso de casi dos años y la pérdida de corderos y borregos bajó aproximadamente a la mitad. O sea que con un 50% de zorros con respecto a años anteriores, se logró una sustancial disminución del daño. Estamos convencidos que de aquí en más serán cada vez menos los zorros dañinos que queden y se vayan eliminado paralelamente a la disminución de las pérdidas que ocasionan.

            Es muy poco el tiempo para sacar concluciones definitivas, pero vemos que este método aplicándolo correctamente y a conciencia, puede ser la salvación de muchos zorros y corderos, pero más aún, de todas las especies que caen en las trampas o mueren envenenados, sin tener nada que ver en la contienda.

            En el curso de esta experiencia estamos encontrando algunas respuestas y muchos interrogantes, como por ejemplo, ¿Qué porcentaje de zorros se dedica a comer lanares? Parece que la respuesta es diferente en cada campo y depende del “estado de salud” en que se encuentra el ecosistema. Cuando los pastizales y la vegetación en general están bien conservados, abundan toda clase de roedores, aves, huevos, etc., que constituyen alternativas para los zorros, que de esa manera hacen menos presión sobre los corderos. En el caso inverso, como lamentablemente sucede en gran parte de la Patagonia, los campos están sobrepastoreados y los ecosistemas degradados, causando un impacto negativo en el habitat de la fauna silvestre, que tiende a desaparecer del campo y al zorro no le queda otra que comer de lo que queda y así todos se hacen comedores de corderos.

            Los ovejeros desesperados recurren a todos los medios para salvar “el capitalito,” inclusive algunos a la estricnina, que hace verdaderos estragos entre los carnívoros, exterminándose familias enteras de condors, especialmente vulnerables por su gran radio de acción en los vuelos, águilas, curanchos, jotes, chimangos, peludos, zorrinos, hurones y otros, que “pagan el precío” del uso de este tóxico. Así queda el campo preparado para más calamidades, como la plaga del conejo europeo, que viene bajando del norte del Neuquén y cuando llega a campos así, hace explosion al no quedar enemigos naturales que lo regulen, transformándose en una pesadilla que los deja en la antesala del desierto. Es difícil escapar a esta espiral descendente y quizás estos collares sean una herramienta que ayude a lograrlo, en la medida en que se cuide el recurso natural en su conjunto, manejando cargas adecuadas de lanares, que no sean destructivas.

            Asi es perfectamente posible llevar una explotación ovina eficiente, rentable y ecológicamente sustentable. De esta manera puede llegar el día en que zorros, ovejas y ovejeros convivan en paz y armonía.

El collar protector del Ganado. Una nueva alternativa para el control del daño del zorro colorado, por J. Bellanti

(Presencia – Año VI – 1992 – Nro. 26 – Paginas 34-35)

El stock ganadero ovino patagónico está en franco descenso desde hace ya varios años. Como ejemplo vale comentar que sólamente entre 1988 y 1991 el stock ovino rionegrino cayó un 40%. Varias causas pueden citarse como responsables directos o indirectos de esta caída, pero el proceso de desertificación, la prolongada sequía, los bajos precios de la lana y las pérdidas por depredadores figuran entre las principales.

            El daño por depredadores ha sido y es permanentemente denunciado por los ovejeros como una importante limitante de producción, debído al importante daño que causan al ganado, en especial a las categorías más jóvenes. Este daño aumentado sensiblemente en la última década. Un alto porcentaje de los campos patagónicos, además, consideran que las poblaciones de zorro Colorado están en aumento.

            Desde hace ya muchos años el peso del control del daño recae fundamentalmente sobre los ganaderos perjudicados, quienes utilizan todos los medios a su alcance para trartar de disminuirlo. Entre ellos se cuentan el uso de perros, de trampas, de estricnia y la destrucción de madrigueras.          

            Todos estos métodos de control son utilizados en la actualidad, en mayor o menor medida pero con la desventaja de no ser selectivos ni específicos. Esto quiere decir que si bien son aplicados con la finalidad de matar al zorro dañino, pueden afectar a zorros colorados no habituados a matar haciendolo a cualquier otra especie carnivora que more en el campo. Por lo tanto su eficiencia y eficacia en disminuir el daño por zorro son pobres. A esta altura es importante recalcar que hay zorros y zorros. La experiencia nos muestra que hay zorros que matan hacienda en forma cotidiana y viven únicamente de matar corderos y otros que no lo hacen y que dependen de presas de la fauna para su supervivencia. La proporción de cada uno de ellos en un campo depende de la productividad de éste y de su estado de conservación.

            Los reclamos de los productores por soluciones eficientes al problema, llegaron al grupo de Fauna Silvestre del INTA Bariloche, y nos pusimos a trabajar en la búsqueda de métodos que mejoraran el control actual. Luego de algún tiempo de estudio, de talleres multisectoriales y de contactos con los productores afectados e interesados y con investigadores del exterior, decidimos probar el Collar Protector del Ganado (CPG), diseñado por el Dr. Roy McBride, de Texas EEUU. Este sistema fué seleccionado de entre otros métodos de control utilizados en países con problemas similares, por ser selectivo para zorros que matan hacienda, por ser inofensivo para otros zorros y para especies “no blanco” del control y por su escaso o nulo daño ambiental. El método consiste en colocar a lanares susceptibles de ser depredados por zorros colorados, un collar de goma en cuyo interior hay un tóxico líquido, con alta selectividad para los cánidos. Los zorros que muerden la garganta de estos corderos, también rompen el collar e ingieren el tóxico, que les causa la muerte. Queda claro entonces, que el collar protector del ganado únicamente toma a zorros dañinos; no hay posibilidad que zorros “inocentes” o especies “no blanco” sean afectadas por este método.

            Para el desarrollo del Collar Protector del Ganado en los EEUU, se probaron varios compuestos tóxicos diferentes resultando en denominado “1080” el más apto por su alta selectividad hacia los cánidos. Este método fué aprobado por la Agencia de Protección Ambienta (EPA) de los EEUU en 1985, luego de pasar airoso pruebas muy estrictas, entre las cuales figuraban algunas destinadas a dilucidar su eficiencia y su impacto en animales que pudiesen alimentarse del cánido muerto por el tóxico. El 1080, además de metabolizarse en parte y de dispersarse en el organismo del zorro, tiene toxicidad selectiva según la especie. Como ejemplo, un jote muere con una dosis por kilo de peso 200 veces mayor a la que mata un zorro. Desde las primeras pruebas realizadas en la Patagonia con el Dr. McBride, especialmente invitado por el INTA en 1990, este método está comenzando a dar resultados muy interesantes en la supresión o disminución del daño causado por zorros colorados en varios campos, con disminución de zorros tomados, en relación a los métodos tradicionales y sin efecto sobre otras especies. Dos estancias patagónicas están incluídas en las pruebas realizadas por el INTA Bariloche; ellas son la Estancia Los Remolinos, de Catán Lil, Nequén y la Estancia Loma Blanca, de La Esperanza, Río Negro. Ellas tienen algunas características diferenciales, como su ubicación en zonas ecológicas distintas, regimen de lluvias y cantidad de ovejas, pero una característica común: un alto grado de daño. La primera pierde anualmente el 11% de su hacienda y la segunda más del 15%. El caso de Los Remolinos es explicado por su encargado el Sr. Miguel Anz en este mismo artículo, y es un buen ejemplo de campo de Precordillera con muchos zorros (cerca de 300).

            En la Estancia Loma Blanca los resultados fueron más que interesantes, pues usando 100 CPG durante el período Enero-Abril de 1991, la mortandad cayó de un promedio de 600 animales al año a sólo 15, solo dos de los cuales fueron realmente muertos por zorros. El daño cesó hasta la parición siguiente, no solo para este productor sino además para sus vecinos, pequeños productores. Este es un hecho muy positive para la performance de los CPG y da clara idea de la potencialidad de este nuevo sistema de control del daño. Sin embargo otros productores, no han tenido tanta efectividad y se han encontrado con algunos casos en que el zorro no muerde en la zona del CPG, sino algo más abajo, sin romper el collar. Actualmente, estamos trabajando en solucionar este problema, para dar una mayor eficiencia al uso del CPG. El otro inconveniente para el uso de los CPG, su alta inversion inicial, puede ser subsanado mediante el uso cooperativo de los CPG. Quizás en el futuro, al bajar los costos de importación, luego de la creación de las tan publicitadas zona francas para nuestra Patagonia, el método resulte aún más económico.

            Los CPG están demostrando ser una buena alternativa de control para el daño del zorro Colorado. Si está interesado en obtener más información visite a su Agencia de Extensión del INTA.

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